6 de julio de 2007

El pájaro y la araña.

Se llama Vicente y vive arriba, en el ático.

Su abuela vive abajo, en el sótano y su hermana arriba, en el medio.

De las telarañas que pendían de su cabeza, sacó la idea de que podía imitarlas y por las paredes caminar.

Bajó a hablar con su abuela. Se amarró una cuerda en la cintura que luego se enrolló y, como un yoyo, se dejó caer hasta el sótano.

Sobrevivió a la peripecia y le contó a su abuela. Ella le dijo que podía llegar a ser más, mucho más, que probara a soñar con más.

Así, Vicente se regresó a su cuarto y se sentó a ver por la ventana. Allí vió a los pájaros cantores.

Como ellos, pensó, podría cantar. Y entre acordes y tamborileos, se sentó a ensayar palabras y frases entonadas. Luego escribió canciones y las cantaba.

A mediodos del otoño, sintió que entendía perfectamente a los pájaros que anhelaban irse para finales de la estación. Vicente había oido conversaciones entre pájaros desde la primavera y entendía de sus planes y rutas de vuelo.

Un buen día, el pájaro más anciano nombró al que sería el lider de la bandada y emprendieron vuelo. Vicente los siguió...

...y al saltar de la ventana se acordó de que alguna vez fue araña pero nunca pájaro y sus alas desaparecieron y cayó a tierra.

Si tan sólo Vicente hubiera seguido creyéndose pájaro...

2 comentarios:

María Elisa Quiaro dijo...

creerse pájaro o ángel es la única forma de volar

Gloria dijo...

Que triste y bello a la vez. Porque volo al fin, despues de todo. Un abrazo.