11 de septiembre de 2007

La discreta visual de mi gato

Dicen que todos los días se aprende algo. Yo tengo ya casi 3 semanas aprendiendo a ver como mi gato.

La vida se desarrolla a un máximo de 30 cms sobre el piso y todo gira en torno a una pregunta: "¿Qué será eso?".Y buscando cómo responder esa pregunta, uno se convierte en un trepador genial: la curiosidad es más fuerte que la limitación que impongan las piernas.

Una vez que el objeto está frente a los ojos, mientras el cerebro se imagina un uso muchas veces impensado para el limitado cerebro humano, la nariz toma nota de todos los vértices y los ángulos de ese nuevo objeto.

Cuando el examen olfativo se hace insuficiente, se pasa al gusto. La lengua parece una mezcla de regla, cinta de PH y centro del gusto, pues pareciera capaz de medir la extensión del objeto, su grado de acidez y la posibilidad de declararlo delicioso o insignificante.

Cuando se es un minino, uno tiene la facultad de poner en práctica una "sordera selectiva" que facilita el bloqueo de los sonidos no gratos o que resulten irrelevantes (como el "NO" firme del dueño) y la afinación de los que resultan más interesantes, aunque no sean los más gratos, que resultan útiles para investigar y aprender (como una corneta o un sonido metálico)

Pero cuando uno es un gatito, todo, TODO, se circunscribe a la posibilidad de disfrutar de una dosis de caricias, rascaditas, palabras en un tono amoroso y un masaje en la espalda y la barriga. Nada más por eso, cuando uno es un gatito, puede uno quedarse sólo y no aburrirse pero no hay peor castigo que la indiferencia y el ser privado de las caricias para las que uno nació y se sabe merecedor.

¿Será por eso que su descaro enamora?

3 comentarios:

3rn3st0 dijo...

Un nuevo ejercicio mental, porque no me he puesto a pensar que se siente ser gato, pero de sólo imaginar el sexo, ya no me atrae la idea.

Una cosa son las caricias, las rascaditas de pansa y todo ese placer que no da nuestro inquilino, pero otra muy diferente es encontrarme una gatita, tener que terminar todo arañado, mordido y herido por mis iguales a ver si la conquisto y de paso ella me muerde luego de estar juntos.

No, no nací para gato ;-)

Saludos ronroneando desde Barquisimeto :-)

Rodolfo dijo...

Y ser gato también es despertar a los dueños a las cuatro de la mañana cuando estoy fastidiado de dormir mordiéndoles los dedos de los pies o empujándolos con las patas.

Lianka dijo...

Osea comadre que te quedaste con el gato!? son bellisimos, lo se, yo ahora que he tenido gatos y perros se que me costaria mucho la vida sin ellos. Sobre todo hoy que perdi uno. Lo bueno es que ahora esta en el cielo de los perros, vivio feliz, muy consentida y querida..asi pasa..
besos..
Li