23 de octubre de 2007

Libros

Grandes montones de papeles. Libros. Se apiñan en las mesas, se organizan en los estantes, se desperdigan en la mente. Muchos libros, algunos inaccesibles. Otros, simplemente inalcanzables. Tomos de saber. Innegables y vetustos. Modernos y contundentes. Asociados o desconectados. Libros. Cinco pisos de ellos. Me dicen que es una de las bibliotecas más grandes del mundo. La más grande antes de la de Alejandría. Filosofía, ingeniería, sociología, historia, psicología, matemáticas y cálculo, ciencias puras y no tan impuras coexisten en este galpón vasto donde el saber se organiza, se clasifica, se agrupa, se remite, se explora, se debate, se anula y se recrea en silencio....

Shhhh... Estamos en la biblioteca, hay que hacer silencio. ¿Será acaso para que nadie se dé cuenta de que el saber no está únicamente en los libros sino también en la cotidianidad bullente, trepidante, radiada y deslizante que corre en las bicicletas que transitan por las adoquinadas calles que rodean este “templo del saber”?

Shhh... Creo que algunos de los estudiantes más hábiles no lo saben, pero otros sí, dejémoslos que comparen sus descubrimientos con los únicos que no saben que afuera hay más lecciones que podrían dejarlos inutilizados: los libros.

1 comentario:

María Elisa Quiaro dijo...

pase a decirte que me gusta tanto tu casa que te voy a colgar entre mis faroles de esquina.